Enfermedades para las que sirve el metamizol

Desde su rol como analgésico y antipirético, el metamizol o dipirona, es un medicamento no esteroideo de uso extendido que cuenta con muchas virtudes, especialmente cuando se trata del manejo del dolor. Pudiéndose encontrar tanto en sales de sodio como en sales de manganeso, lo cierto es que desde que fue descubierto en los años 20, se establece como un fármaco que debe estar sujeto a prescripción.

Si bien su bajo costo ha sido un factor determinante para que sea una alternativa con tanta aceptación, asimismo, se deben considerar los beneficios del metamizol sódicolos cuales incluyen un manejo pronto de la sintomatología para que resulte un poco más sencillo el poder llegar a determinar la causa.

Usos del metamizol

  • Manejo del dolor: debido a que su composición resulta precisa para actuar sobre el sistema nervioso y la médula espinal logrando inhibir las sensaciones de dolor, el metamizol es de gran provecho para tratar dolores que van de moderados a agudos, siendo sugerido para cefaleas, dolores postquirúrgicos, dolores de muela, dolor por traumatismos y los de orden crónico o tumoral.
  • Alivio de cólicos: gracias a que este medicamento inhibe los espasmos que tienen lugar en la musculatura lisa, el cólicos gastrointestinales, renales, uterinos y biliares, ciertamente encuentran una manera de detenerse.
  • Control de la fiebre: aquellas fiebres que no ceden fácilmente ante los fármacos, suelen ser controladas con metamizol debido a que es un potente antipirético.

En líneas generales, otros síntomas y enfermedades sobre los que se extienden los beneficios del metamizol, son: gota, herpes zoster, neuritis, dolor por quemaduras y neuralgia del trigémino.

Riesgos del consumo de metamizol

Como todo medicamento, el metamizol sódico contempla una serie de consideraciones que no deben pasarse por alto, pues en ciertos casos pueden llegar a afectar al paciente. Algunos efectos colaterales no representan mayor peligro tal y como sucede con las molestias digestivas, hinchazón en la zona de la aplicación y ciertas alergias leves.

En situaciones particulares, las cosas se pueden poner un poco más riesgosas y pueden ocurrir bajas en la tensión, shocks anafilácticos y ataques de asma. El mayor peligro y también el que ha generado que este fármaco sea prohibido en algunos países, es una enfermedad llamada agranulocitosis, un estado donde los neutrófilos descienden deteriorando por completo la función del sistema inmune, efecto que puede llevar a la muerte.

Una dosis bien administrada y por el tiempo preciso, no tendría motivo para causar daño, de ahí lo trascendente de no automedicarse.